No sé si os pasa como a mí, que os encanta el chocolate y que los domingos, y más si son de lluvia como este que hemos pasado, disfrutáis como niños en vuestra cocina haciendo postres y dulces deliciosos.
Es así como pasé toda la mañana y parte de la tarde del domingo pasado. Fuera llovía, estaba perezosa para ponerme a entrenar y tampoco me apetecía tirarme en el sofá a ver la televisión, tenía ganas de hornear y de trastear con mis moldes.
Así que me puse a hacer dos Panes de Remolino de Canela que quedaron de escándalo y que han hecho feliz durante la semana a mi chico y a mis padres, porque para desayunar es espectacular, tenéis que probarlo, tenéis la receta en mi blog. Además, hice estas barritas/chocolatinas para calmar mi ansia de dulce, ya que el sábado después de nuestro ritual de hamburguesa casera el postre me dejó un poco con ganas de más, sin darnos cuenta en el congelador no quedaba casi de mi helado preferido así que no pude satisfacer mis deseos de mi postre semanal, por eso y como homenaje, me decidí a hacer algo que me gustará mucho y que me diera energía para afrontar una nueva semana.
Y de todo este cúmulo de circunstancias (domingo, lluvia, querer chocolate en vena, descubrir que tu helado ha desaparecido y que no se ha repuesto, etc) surgieron estas chocolatinas tiernas, cremosas y llenas de sabor que se hacen en un momento y que quedan de diez.
INGREDIENTES:
- 300 grs de chocolate con leche s/a.
- 50 grs de avellanas naturales picadas en trozos.
- Crema de avellanas.
- 3 onzas de chocolate blanco s/a.
ELABORACIÓN:
Fundimos el chocolate con leche y cuando lo tengamos listo, lo distribuimos de manera uniforme en nuestro molde de silicona para chocolatinas. Retiramos el exceso de chocolate dándole la vuelta sobre un plato y metemos en la nevera para que solidifique.
Cuando el chocolate se haya endurecido, ponemos los trocitos de avellana en cada una de las cavidades de chocolatinas, ponemos una cucharada generosa de crema de avellanas y tapamos con más chocolate con leche fundido, asegurándonos de tapar bien la barrita. Volvemos a la nevera con nuestro molde hasta que el chocolate vuelva a endurecer.
Para decorar, fundimos el chocolate blanco y dejamos atemperar. Sacamos nuestras barritas de la nevera, desmoldamos y decoramos con el chocolate blanco como más nos guste, yo lo he hecho con la ayuda de un cuchillo en forma de hilos.
Reservamos en la nevera hasta el momento de degustar.
Sencillas, rápidas y deliciosas y lo mejor de todo es que admiten mil combinaciones, cualquier fruto seco o crema es válida y seguro que son un acierto total.
¿Se os ocurre mejor snack para disfrutar del día? Ahora voy a la nevera a comerme una, que tanto hablar de ellas me ha dado antojo.
Feliz semana a todos y hasta el próximo jueves amigos.
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