Ahora que se acercan las Navidades os comparto esta receta porque me parece que una cajita llena de estas preciosas galletas puede ser un regalazo.
De hecho, las hice para el cumpleaños de una amiga y además de quedar boquiabierta con el diseño, cuando las probó se volvió loca ya el sabor a mantequilla y cacao es tan delicioso que no puede dejar a nadie indiferente.
Parecen difíciles, pero nada más lejos de la realidad, solo tenéis que tener paciencia, calma, medir bien lo ingredientes y echarle un ratito y mucho amor, ya veréis como os sale una hornada de lo más apetecible.
INGREDIENTES:
- 125 grs de mantequilla a temperatura ambiente.
- 125 grs de azúcar blanca.
- 1 huevo a temperatura ambiente.
- 20 grs de harina de almendra.
- 250 grs de harina de repostería.
- 1 cucharadita de cacao desgrasado.
- 1 cucharada de cacao en desgrasado.
ELABORACIÓN:
En el bol de la amasadora, batimos un poco la mantequilla con varillas para que se ablande. Agregamos el azúcar y el huevo, y batimos para homogeneizar.
Añadimos la almendra molida y la harina de repostería previamente tamizada y mezclamos hasta obtener una masa homogénea que no debe pegarse a los dedos.
Pesamos nuestra masa y separamos 260 grs de la misma y la envolvemos en film transparente. Reservamos.
Dividimos la masa restante en dos partes iguales. A la primera porción le agregamos una cucharadita no muy colmada de cacao en polvo para hacer la masa color marrón clarito y mezclamos hasta integrar. Envolvemos en plástico y reservamos también.
A la porción que nos queda le añadimos la cucharada de cacao desgrasado para hacer la masa marrón oscuro y mezclamos igualmente.
Dividimos la masa marrón claro en seis porciones de igual peso. Hacemos lo mismo con la masa marrón oscuro.
Estiramos las bolitas de masa marrón claro en seis rollitos de unos 22 cm. Reservamos.
Con la ayuda de un rodillo, estiramos cada porción de la masa marrón oscuro formando un rectángulo sobre un pedazo de plástico de cocina para evitar que se nos pegue, hasta una longitud también de 22 cm y un ancho de unos 5-6 cm, lo que sea necesario para envolver los rollitos de masa marrón claro.
Vamos estirando la masa más oscura y envolviendo con ella los churritos/rollitos de masa clara, apretando y haciéndolos rodar con cuidado para que ambas masas se peguen; nos ayudaremos con el plástico. Cuando los tengamos listos, los reservamos tapados y envueltos para evitar que se resequen.
Extendemos la masa sin cacao para formar un rectángulo de unos 22 cm de ancho y un grosor de 2 mm. La cortamos a lo ancho en seis porciones con una rasqueta para envolver a los seis cilindros de masa bicolor que hemos formado antes.
Vamos colocando los cilindros de masa de cacao encima de la masa blanca y envolviéndolos con ella, hasta tenerlos todos listos.
Los colocamos unos encima de otros, de forma que quede uno en el centro y los otros cinco alrededor.
Aplastamos suavemente con la mano los cilindros para que se peguen entre sí y rodamos el conjunto para que quede todo pegado y redondeado por fuera. Si vemos que los rollitos no se pegan del todo por los extremos, los podemos mojar un poco con agua.
Envolvemos el rulo con film transparente y lo colocamos sobre dos medios tubos de cartón como los del papel de cocina para mantener el rulo redondeado por debajo. Metemos el rulo en la nevera por lo menos tres horas para que la masa se ponga bien firme.
Cortamos la masa en rodajas de 4-5 mm con un cuchillo afilado y las colocamos en una bandeja de horno forrada de papel de hornear.
Horneamos las galletas 12-13 minutos a 180ºC, con calor arriba y abajo, evitando que adquieran color dorado, si se nos tuestan perderán la decoración. Las sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Decidme que no os dan ganas de encender el horno y poneros manos a la obra. Una cosa os advierto, cuando les cojáis el truco no podréis parar de hacerlas una y otra vez porque además de bonitas están deliciosas.
Feliz día amigos y hasta dentro de otros siete que por aquí nos veremos con nueva receta.
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