Aunque lleve tiempo sin compartiros una receta de cookies no penséis que mi obsesión por ellas ha menguado, nada más lejos de la realidad. De hecho, os diría que incluso ha aumentado. Tengo miles de ideas y de combinaciones de sabores muy variados en mi mente, pero no se trata de saturaros con recetas de galletas cada semana.
Creo que en la variedad está el gusto y lo que pretendo desde mi blog o desde mis redes sociales es compartir con todos vosotros recetas dulces, a veces saludables y otras veces no tanto, pero que sean variadas y así cada uno podrá disfrutar de su postre preferido.
Aún así esta semana ya tocaba y las cookies vuelven a ser las protagonistas una vez y lo mejor de todo, es que incluyen un ingrediente típico de la época del año en la que nos encontramos, el Otoño y la Calabaza.
La combinación de calabaza y chocolate blanco os aseguro que es más que deliciosa. El resultado son unas cookies con una sabor delicado, suaves y jugosas. De esas que al partir por la mitad están blanditas e incluso y las tomáis cuando aún están templadas, el chocolate blanco del interior está fundido.
Vamos que son pura tentación, de hecho, en casa duraron una tarde o mejor dicho, unas horas porque salieron del horno a media mañana y a la hora de la merienda ya habían desaparecido. Así que en breve me veré obligada a hacer otra tanda más.
INGREDIENTES:
- 112 grs de mantequilla a temperatura ambiente.
- 125 grs de puré de calabaza.
- 150 grs de harina de almendras.
- 1 huevo M.
- 100 grs de harina de avena neutra.
- 1/2 cucharadita de levadura química.
- Una pizca de sal.
- Sucralosa al gusto.
- 160 grs de chips de chocolate s/a.
ELABORACIÓN:
En un bol tamizamos las harinas junto con el bicarbonato. Añadimos después la sal y reservamos.
Batimos la mantequilla y la sucralosa hasta obtener una masa suave y cremosa. Agregamos el huevo, el puré de calabaza y la vainilla y y mezclamos hasta que se hayan integrado completamente.
Poco a poco vamos añadiendo toda la harina, hasta obtener una masa homogénea.
En ese momento, añadimos los chips de chocolate blanco y mezclamos lo justo para que se integren y se repartan de manera uniforme por toda la masa.
Hacemos una bola con la masa y la envolvemos en papel film transparente. Metemos en la nevera y dejamos enfriar como mínimo una hora.
Transcurrido este tiempo, sacamos nuestra masa de la nevera. Hacemos bolas con la ayuda de una cuchara para hacer bolas de helado y vamos colocando nuestras cookies sobre una bandeja con papel vegetal. Repetimos la operación hasta acabar con toda la masa.
Precalentamos el horno a 180°, a media altura y sin aire y horneamos durante doce minutos nuestras galletas (esto dependerá de vuestro horno), es importante no pasarse con el horno, queremos que el centro quede jugoso y tierno. Sacamos del horno y dejamos enfriar en la misma bandeja durante al menos diez minutos ya que nada más salir del horno son muy frágiles. En ese momento podemos añadir más pepitas de chocolate blanco s/a por la superficie de las galletas. Después es importante dejarlas enfriar, aunque sea un poco, sobre una rejilla.
Os prometo que soy tan impaciente que esperar estos minutos de enfriado me supone todo un reto. Parte del placer que para mí supone hornear galletas, es que mi casa huela increíble y esa maravilla que supone poder disfrutar y saborear una galleta recién salida del horno, humeante y sabrosa. Siempre me toca soplar antes de darles un mordisco, pero eso también forma parte del momento.
Y vosotros, ¿sois capaces de esperar o sois de soplar también? La ansiedad e impaciencia me pueden.
Feliz semana amigos, en siete días nos vemos por aquí.
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