El día 1 julio es uno de los días más importantes para mí porque ese día nació la persona que me ha robado el corazón y con quien quiero pasar el resto de mi vida.
Pues lo dicho, que el 1 de julio cumple años mi amor, y como éste era su primer cumpleaños a mi lado, mi perfil de repostera tenía que enamorarle más todavía y hacerle una tarta que le dejara sin palabras.
Así que ahí me tenéis todos, como loca un mes antes buscando la combinación perfecta de sabores e ingredientes, tenía que conseguir dejarle boquiabierto y que recordara esta tarta como la mejor que había probado hasta el momento, y digo hasta el momento porque pienso seguir intentando sorprenderle cada día de mi vida.
Tenía varias cosas claras y es que, tenía que ser una especie de cheesecake que no fuera de horno, le gustan las que se hacen con gelatina y quedan muy cremosas, y tenía que llevar su chocolatina preferida del mundo mundial (aunque os tengo que decir que poco a poco le voy acercando al lado Reese's y cada vez es más fan) las Kinder Bueno.
Más o menos lo tenía claro, pero creedme si os digo que estaba hasta nerviosa, la presión era mucha, y no porque mi chico me la haga sentir, para nada, a él le hiciera lo que le hiciera le iba a encantar, era yo misma quien la ejercía sobre mí. Soy una persona muy perfeccionista, me gusta que todo salga como lo tengo pensado y que esta tarta me saliera mal sería todo un fracaso para mí.
Muchos de vosotros podréis pensar que es una bobada, que hay cosas realmente importantes para preocuparse y que una tarta no es más que eso, una tarta. Pero no os vayáis a pensar, soy así en todos los aspectos de mi vida, me gusta hacer las cosas bien, si algo empiezo me gusta acabarlo, porque para hacerlo mal, sinceramente....no lo hago y si encima es para alguien que quiero y en este caso, amo, más todavía.
Así que con esta presión y el calor que nos atosigaba en vísperas del mes de julio, me puse un día antes en mi cocina a preparar la tarta que tenía que volver loca al hombre de mi vida, tanto como él lo ha hecho conmigo.
El resultado fue espectacular, a todos los invitados les encantó y en especial a la persona a quien iba dedicada. Tiene un sabor intenso a Kinder sin resultar empalagosa, cremosa y suave al paladar, con el crujiente de la base de galleta y los trozos de chocolatina en el interior.
La única pega que le pondría es que debería haberle puesto un poco más de gelatina para que quedara más consistente, el calor casi me juega una mala pasada, pero es una tarta de impresión que no deja indiferente a nadie.
Así que si os gustan las chocolatinas Kinder y os apetece una tarta fresquita llena de sabor a chocolate con crema de leche, ésta es vuestra tarta, no dudéis en poneros manos a la obra. El trabajo en su elaboración bien merecerá la pena.
INGREDIENTES PARA LA BASE:
- 300 grs de galletas tipo digestive.
- 75 grs de mantequilla fundida.
INGREDIENTES PARA EL RELLENO:
- 750 grs de queso de untar no light.
- 150 grs de icing azúcar o azúcar impalpable.
- 2 cucharadas de vainilla en pasta.
- 280 grs de barritas Kinder Chocolate.
- 60 ml de nata líquida.
- 7 grs de gelatina.
- 250 grs de nata montada.
- 15 barras de Kinder Bueno troceadas.
INGREDIENTES PARA LA COBERTURA:
- 100 grs de chocolate con leche fundido.
- 150 grs de nata líquida.
- Barritas Kinder Bueno troceadas.
ELABORACIÓN:
Vamos a comenzar nuestra tarta, preparando un molde desmontable poniendo papel vegetal en el fondo, de esta manera nos aseguramos de que al desmoldar será más fácil. Reservamos.
Empezamos por la base de galletas. Con la ayuda del procesador de alimentos, trituramos las galletas hasta convertirlas en una especie de harina de galletas. Mezclamos las galletas con la mantequilla en un bol y cubrimos el fondo del molde que teníamos reservado con la mezcla. Reservamos en la nevera mientras preparamos lo siguiente, así ayudamos a que endurezca y adquiera cuerpo.
Seguimos por el relleno de la tarta. En un vaso ponemos a calentar la nata líquida en el microondas, cuando esté caliente, disolvemos la gelatina sin que quede ningún grumo. Reservamos.
En otro bol, derretirmos las barritas de kinder. Reservamos.
En el bol de la amasadora, batimos el queso, el icing sugar y la vainilla en pasta hasta que todos los ingredientes se integren.
En este momento, añadimos las barritas de chocolate Kinder derretidas a nuestra mezcla de queso y mezclamos a velocidad baja. Cuando el chocolate se haya mezclado bien, agregamos la nata que teníamos reservada y en la que hemos disuelto la gelatina, volvemos a batir a velocidad baja.
Cuando hayamos hecho esto, sacamos el bol de la amasadora e incorporamos, con la ayuda de una espátula y con movimientos lentos y envolventes la nata montada.
Por último, echamos las barritas de Kinder Bueno troceadas y repartimos bien por la mezcla con mucho cuidado, evitando que la nata se baje.
Cubrimos la base de galletas con nuestra mezcla, cubrimos con papel film y metemos nuestra tarta en la nevera durante unas ocho horas.
Transcurrido este tiempo, vamos a terminar nuestra tarta preparando la cobertura. Para ello, ponemos el chocolate con leche troceado en un bol y calentamos la nata hasta que rompa a hervir. Cuando esto suceda, agregamos la nata al chocolate, dejamos reposar unos cinco minutos y a continuación removemos con una espátula hasta que ambos ingredientes se mezclen a la perfección dando lugar a una ganache deliciosa. Dejamos unos minutos que enfríe.
Sacamos nuestra tarta de la nevera, quitamos el film transparente y echamos la ganache por toda la superficie de nuestra tarta, intentando que quede lo más homogénea posible, terminamos decorando con trozos de Kinder Bueno repartidos por toda la superficie.
Volvemos a cubrir nuestra tarta con el film transparente y la metemos en la nevera como mínimo ocho horas más o toda la noche. De esta forma los sabores se intensifican y el relleno de nuestra tarta se hace más consistente.
Para desmoldar, pasamos la punta de un cuchillos por el borde y colocamos con cuidado sobre nuestro stand favorito.
Os puedo asegurar que esta tarta y el éxito van de la mano.
Sorprenderá a todo el que la pruebe y lo mejor de todo, querrá repetir sin duda.
He puesto el listón muy alto, veremos qué hago yo ahora el próximo 1 de julio para sorprender a mi bombón. Aunque pensándolo bien, lo más importante de todo es cocinar con el corazón y dejando en cada receta y en cada plato el amor que sientes por la persona a la que le estás cocinando y en mi caso, ese amor es más que infinito.
Hasta la próxima receta amigos.
Besos mil.
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