El sábado pasado me levanté con un antojo tremendo de comerme una cookie.
Pero no me conformaba con una simple cookie. No, no, la mía tenía que ser gigante, rellena, chorreante, llena de sabor y que al estar caliente todo su relleno estuviera derretido y jugoso.
Mi antojo era tan grande que no podía pensar en otra cosa que fuera esta maravilla.
La verdad es que no era la primera vez que me pasaba algo similar con este famoso postre americano. Hace tiempo hice una que disfrutamos mi chico y yo un sábado por la noche, pero claro, me faltaba algo tan importante como una bonita sartén, del tamaño perfecto para poder hacerla tal cual te la presentan en los restaurantes.
Tanto di la paliza con la sartén que un día, al llegar a casa del trabajo, tenía un paquete sobre la mesa del salón y una nota que decía: "ahora ya no tienes excusa para no hacer tu ansiada cookie".
Pobre mío, después de saturarle durante días buscando la que para mí tuviera el tamaño ideal,al final me la compró y de esto hace más de dos meses. Ya me vale, tanto la quería y cuando la tengo, tardo mil en estrenarla.
Si es que tengo a la mejor persona del mundo a mi lado, en ocasiones me da cosa decir que algo me gusta porque tarde o temprano me lo termina consiguiendo. Si le pidiera la luna haría todo lo posible por bajármela, estoy segura de ello pero una cosa es cierta, yo la bajaría por y para él.
Pues la razón por la que he tardado tanto en usar mi pequeña y preciosa sartén, es porque cada semana me dan ganas de hacer más y más recetas, tengo miles guardadas en "mi lista de deseos reposteros" y no encuentro el momento para hacerlas todas.
Necesitaría una vida nueva, llena de "comidas libres" para poder hacerlos todos, pero este fin de semana era el momento "Cookie", al fin le había llegado su hora.
Ya le tocaba, y lo íbamos a hacer a lo grande. Una deliciosa cookie, hecha con todos los ingredientes que me vuelven loca pero cuidando los ingredientes e intentando disminuir sus calorías en la medida de lo posible.
Porque aunque iba a disfrutar de mi día, en el cual como o ceno aquello que más me apetece, si puedo disfrutar de un postre con menos aporte calórico lo prefiero sin duda.
Así que la cookie que os comparto hoy, no es una cookie cualquiera. Es sin azúcar añadido, baja en hidratos de carbono y con un aporte extra de grasas saludables. Vamos, el postre ideal y con la mitad de remordimientos pero con mejor sabor incluso.
Os puedo asegurar que no notaréis la diferencia con las otras cookies cargadas de azúcares y demás ingredientes poco saludables que acostumbramos a pedir como postre tras una comida en cualquier restaurante.
Queda jugosa, tierna, llena de sabor y con una textura increíble. Tenéis que probarla sin duda.
INGREDIENTES PARA LA MASA DE COOKIE:
- 60 grs de harina de almendras.
- 60 grs de harina de avena neutra.
- 1 huevo entero + 1 yema.
- 1 cucharada de sirope de Ágave.
- 1 cucharada de sirope de Arce puro.
- 1 cucharadita de extracto de vainilla.
- 1/2 cucharadita de levadura química.
- 1 cucharada de edulcorante líquido.
- 2 cucharadas de aceite de coco.
- 2 onzas de chocolate con leche sin azúcar troceado.
- 2 onzas de chocolate blanco sin azúcar troceado.
INGREDIENTES PARA EL RELLENO:
- 4 onzas de chocolate con leche sin azúcar.
- 4 onzas de chocolate blanco sin azúcar.
- 2 cucharadas de mantequilla de cacahuete.
ELABORACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º.
En un bol, mezclamos las harinas y la levadura. Añadimos el aceite de coco derretido, los siropes, el huevo y la yema, el extracto de vainilla y el edulcorante y mezclamos bien hasta formar una mezcla homogénea.
Añadimos los trocitos de los chocolates sin azúcar y mezclamos bien.
Hacemos una bola con la masa y la envolvemos en film transparente. Metemos en la nevera como mínimo una hora para que endurezca.
Transcurrido este tiempo, sacamos de la nevera la masa y la dividimos en dos partes iguales.
Una de ellas la vamos a colocar en la base de la sartén especial para cookies, en este caso, la que me regaló mi chico. Con la ayuda de una cuchara alisamos bien y repartimos de manera uniforme por toda la masa.
Ahora, colocamos las onzas de chocolate sobre la masa de galletas, cuando las tengamos bien distribuidas, echamos sobre las mismas las cucharadas de mantequilla de cacahuete. Os dejo una imagen para que os hagáis una idea de como lo hice yo.
Aquí falta echar encima la mantequilla de cacahuete y cubrirla con la otra mitad de masa
Para terminar, tapamos todo nuestro relleno con la otra mitad de la masa de galletas que teníamos reservada.
Alisamos bien con la yema de los dedos para cubrir todas las onzas de chocolate y la mantequilla de cacahuete.
Introducimos en el horno durante unos 15 minutos o hasta que nuestra cookie adquiera tener un color dorado.
Sacamos del horno con cuidado, recordad que el mango de nuestra sartén también es de hierro, así que utilizad un guante de silicona.
Dejamos reposar para que temple un poco antes de degustar.
Para acompañar, podéis ponerle una bola de vuestro helado favorito aunque ya os digo yo que incluso sola resulta irresistible.
Creo que de solo ver la foto me ha entrado antojo otra vez, es muy probable que en mi casa se repita esta receta este fin de semana.
Y vosotros, ¿os animáis conmigo a disfrutar de este delicioso postre con menos calorias? Para animaros os enseño como queda después de hincarle el diente.
Apetecible al máximo, ¿Verdad? Espero que os animéis a probarla y sobre todo que me contéis cuanto os ha gustado.
Feliz semana todos, nos vemos en siete días amigos.
Besos mil a todos.
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