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"Baked Alaska" a mi manera

jueves, 7 de marzo de 2019


La receta de hoy es ideal, ideal para el tiempo tan primaveral que nos ha estado acompañando todos estos días.

Es verdad que yo soy una gran amante de los helados y no puedo esperarme a que suban las temperaturas para disfrutar de un delicioso helado. En invierno me encanta la sensación de frío, arroparme con la manta en mi sofá, con mi chico a mi lado y cada uno con una cuchara en la mano atacando una tarrina, o más de una (tenemos mucho peligro juntos), de nuestro sabor preferido, lo bueno es que coincidimos en los gustos, por eso a la hora de comprar helado, una vez más, no tenemos problema en ponernos de acuerdo.

Pues bien, la receta que os traigo hoy llevaba en mi cabeza mucho tiempo. He visto varias versiones, supongo que la más conocida por todos es la que va cubierta de merengue, pero ya me parecía demasiado con las cantidades de helado y bizcocho que lleva esta tarta como para colmo ponerme merengue, si al menos quitaba alguna caloría que otra....no estaría mal.

Lo bueno de este postre es que, si os pasa como a mí que siempre tengo en mi congelador alguna que otra tarrina de helado, la podéis preparar en cualquier momento, para colmo mi versión no necesita horno, ya que al omitir la capa de merengue no es necesario  hornear, por lo que es más sencilla y más rápida de elaborar.

Yo me he basado en una versión que le vi hacer a Lorraine Pascale en Canal Cocina, soy muy fan de este canal y cada dos por tres me engancho a determinados programas, todos de repostería.  Para hacerla, usaba un brazo de gitano de chocolate, yo he cambiado sabores, me apetecía algo más ligero y refrescante, y aunque en la versión original el bizcocho es casero, yo he optado por hacerlo aún más sencilla y rápida y el resultado ha sido espectacular. Porque hay mil maneras de disfrutar de un postre sin tener que pasar media vida metida en la cocina.

Ultimamente me gusta rebuscar en internet para conocer un poco más la historia o el origen de los postres que elaboro, es tan bonito conocer la razón de su existencia que muchos de ellos me dejan perpleja, y la historia de la tarta Alaska es una de ellas.

La receta de hoy, recibe el nombre de Baked Alaska, pero también es conocida como tortilla nurega, tortilla sorpresa o glace au four, la versión original consiste en un helado colocado sobre una lámina de bizcocho o de pudin de navidad que se cubre de merengue y se gratina. El merengue hace de aislante y consigue que el calor del horno no derrita el helado.

El nombre de Baked Alaska se lo dio el chef francés del Restaurante Delmonico’s de Nueva York, Charles Ranhofer, que en 1867 creó esta tarta para celebrar la adquisición de Alaska por parte de Estados Unidos, en la que el merengue imitaba a la nieve de esta isla. Tanto el nombre de  Baked Alaska como el de Tortilla Noruega eluden al frío y la nieve de estas dos zonas.

A pesar de lo que os acabo de contar, existen muchas dudas sobre el origen real de este postre, entre las que se destacan las siguientes: 

La versión estadounidense indica que durante la presidencia de Thomas Jefferson, en 1802, se sirvió un helado envuelto en una masa caliente que fue el precursor del Alaska.

Fue dos años después, en 1804, Benjamin Thompson Rumford, quien también experimentó con las claras de huevo y en su investigación, llegó a un plato que denominó Tortilla sorpresa, en el que el helado también iba envuelto en merengue y horneado, aquí se demostró la capacidad aislante de las claras de huevo.

Pero también los franceses quisieron hacerse con la receta de este maravilloso postre helado y aseguran que fue Balzac quien lo introdujo en el país gracias a un chef chino que le enseñó a preparar un helado envuelto en hojaldre crujiente que poco a poco fue derivando en la envoltura de merengue.
En 1895 el Chef del Hotel París de Montecarlo, bautizó al Baked Alaska como Omelette a la norvegienne, lo que hizo que este postre se hiciera popular en Europa.

Pero en realidad esta montaña dulce rellena de una deliciosa sorpresa se hizo popular gracias al restaurante Delmonico’s, el cual llevaba muchos años presentándolo como postre de grandes banquetes, pero no fue hasta 1896 cuando apareció por primera vez en un libro de gastronomía con el nombre de Baked Alaska, fue en The Original Fannie Farmer.

Como veis siempre pasa lo mismo, todo el mundo quiere apropiarse de las recetas ricas de otros y nosotros nos quedamos con la duda de saber cuál de todas las historias es la real. Qué bonito me parece saber un poco de cada dulce, porque, como las personas, todos tenemos una historia.

Después de ponernos en antecendentes, llegó yo con mi versión de la Baked Alaska, en la que no aparece nada de “baked” y en la que no solo hay bizcocho en la base, pero lo bonito de la reposteria es la creatividad que nos ofrece y ver el resultado final es algo maravilloso. Os cuento como he preparado este postre tan espectacular en menos de quince minutos.

INGREDIENTES:

  • Bizcochos enrollados pequeños sabor melocotón (utilicé este tipo porque eran los únicos sin grasa de palma). 
  • 150 grs de guindas rojas en almíbar.
  • 2-3 litros de helado de vuestro sabor preferido, sacado del congelador para que se ablande un poco pero aún congelado, la cantidad de helado dependerá del tamaño de vuestro molde. Mi elección fue "Stracciatela" y "Fresas con Merengues".


ELABORACIÓN:

Cortamos nuestras guindas en almíbar por la mitad y las ponemos a escurrir. Reservamos.

Elegimos un molde redondo, yo he utilizado una ensaldera. Forramos el interior del bol con film transparente, de modo que sobresalga por los lados. asegurarse de que el film se adapte bien al bol y quede en contacto con las paredes. Es importante poner varias capas de film para que sea grueso, de esta manera no se romperá al sacar nuestra tarta.

Cortamos los bizcochitos en rodajas de aproximadamente 1cm de grosor. Colocamos una rodaja en la base del bol, en el centro y luego otra al lado. Seguimos colocando las rodajas de bizcocho por todo el bol, la idea es cubrir todas las paredes. Apretamos un poco las rodajas entre sí para que no queden huecos y apra que queden bien pegadas a la superficie del bol. 

Cuando tengamos todo el bol forrado de bizcocho, añadimos uno de los helados con la ayuda de una cuchara, empujando hacia abajo para llenar todo el bol. Cuando tengamos la superficie lo más lisa posible, ponemos las guindas rojas por encima. La idea es que las guindas hagan de separación entre los dos sabores de helado. Terminamos nuestra Alaska, echando el otro healdo sobre las guindas, alisando con la ayuda de una cuchara.

Colocamos la tarta en el congelador, hasta que el helado se endurezca.

Cuando el helado esté duro, sacamos la tarta del bol con la ayuda del film transparente. Tiramos del film con mucho cuidado para retirarlo del bol. 

Si está demasiado congelado, podemos calentar el bol un poco frotándolo con las manos. Cuando notemos que la tarta está despegada del bol, colocamos el bol sobre una fuente grande y lo volcamos. Con cuidado, retiramos el bol y el film.

Ahora ya tenemos lista nuestra tarta. Os aseguro que es el broche final para cualquier comida o reunión. La combinación de sabores es ideal y lo bueno de este postre es que lo podéis ajustar a los gustos de cada uno, porque utilizando vuestro helado preferido o el de vuestros invitados, el éxito lo tenéis más que asegurado.

Nos vemos en siete días, gracias por volver un jueves más. Besos mil.
  

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