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Tiramisú Saludable

jueves, 28 de febrero de 2019


Como todos sabéis estoy recién llegada de Roma, una ciudad preciosa en la que cada rincón esconde una verdadera maravilla.

Pasear por sus calles es como estar en un museo continuo, todo es arte. Edificios que te dejan boquiabierto, parques inmensos llenos de historia y mil lugares donde perderse y seguir aprendiendo. Cultura, historia, arte y riqueza llenan cada lugar de la capital italiana. Un destino totalmente recomendable por todo lo que ya sabéis pero sobre todo por lo que, dejándote llevar por la curiosidad, descubres sin esperártelo.

Pero en Roma el arte no solo se encuentra en museos, sino también en sus cocinas y en sus restaurantes. Platos deliciosos que hacen que cada vez que te sientas a la mesa, resulte imposible decidirse a la primera por una cosa u otra.

Todo está delicioso e Italia es bien conocida por la pasta y la pizza, pero si nos centramos en los postres, que es lo que a mí me llega al corazón, la variedad es infinita y a su vez deliciosa.

Los helados, los cannoli, la pannacota, la costrata o el tiramisú son algunas de las maravillas de la reposteria italiana. Yo, tengo que reconocer, que antes de viajar a Roma no me gustaba nada el tiramisú. De hecho cuando en casa lo hacía mi madre, es un postre que a mi hermano le encanta, yo ni siquiera lo probaba, no me llamaba nada la atención y para mí era un dulce nada apetecible.

Así que cuando nos sentamos en nuestro primer restaurante en Roma y después de disfrutar de un rico plato de pasta, mi chico se pidió el postre estrella de la casa, que no podía ser otro que no fuera tiramisú, yo decidí abstenerme y no pedir nada. De hecho iba a probar un poco de su plato solo por el hecho de que estaba de vacaciones en Roma y era el postre típico, no podía irme sin probarlo. Así que ahí fui yo con mi cuchara lista para degustar pensando en que me iba a dejar igual de indiferente que cuando lo he probado en España.

De ante mano y a simple vista, ya se veía muy diferente. El color muy amarillo, debido a la gran cantidad de yemas de huevo que utilizan en su elaboración. El primero que probamos fue el clásico, pero la variedad es infinita, desde nocciola, plátano, fresa, chocolate, con o sin alcohol, etc. todo un mundo en lo que respecta al tiramisú.

Bueno, pues respecto al veredicto de mi primera degustación de este postre, decir que un 10 se queda corto. Estaba realmente delicioso, la textura era increíble, con una cremosidad extrema y una combinación de sabores equilibrada y brutal.

Os prometo que solo me comí una cucharadita, pero la tentación fue tremenda y resistirse a no pedir uno entero para mí fue realmente dura. Pues ahí estaba yo, a la que no le gustaba nada el tiramisú, como una loca buscando los mejores sitios en Roma para probar todos los tiramisues del mundo mundial., de verdad os digo que el descubrimiento fue tal que no podía evitar venirme con un gran repertorio gustativo de este postre que mezcla bizcocho y mascarpone entre otros ingredientes.

Cierto es que hemos probado más de un tiramisú realmente exquisito, pero para mí el mejor fue uno de fresas que degustamos en Pompi, lugar pequeño con unos dulces cuidados al milímetro y que (para mí) resulta un lugar indispensable que hay que visitar si eres amante de los postres. Eliges tu tiramisú, te lo dan en una caja y lo disfrutas en la calle, cerca de Plaza de España por lo que, con lo rico que está y las vistas tan maravillosas que tienes a un paso, el comerte este postre se convierte en un momento mágico.

Así con tanta magia he llegado de Roma, por la cuidad y la inmejorable compañía que te tenido a mi lado. Nadie me hubiera dicho que iba a disfrutar un San Valentín tan increíblemente increíble, me repito, lo sé, pero es que con mi chico a mi lado todo adquiere un carácter superlativo. Disfrutar de Roma con el amor de tu vida hace todo sea mil veces mejor y mi viaje ha sido así.

Tan enamorada de mi hombre (cada segundo que pasa más y más), de Roma y del tiramisú he llegado a Madrid, que he tardado tan poco en liarme la manta a la cabeza y he preparado mi propia receta de tiramisú Fit.

Tenía que darle una vuelta, o dos, a la receta clásica, ya que es tremendamente calórica y una vez metida en mi rutina tenía que volver a cuidarme, por lo que la receta de hoy es saludable, con menos calorias, sin grasas ni azúcares añadidos, así podía trasladarme de nuevo a través del sentido del gusto por las pequeñas calles de la alocada Roma sin preocuparme en exceso por la cantidad de calorías que estaba ingiriendo en cada cucharada de este delicioso dulce.

El resultado es delicioso y os aseguro que podréis sorprender a cualquier amante de este postre con la receta que os traigo hoy, pero antes de meternos en harina, vamos con un poco de la historia de este dulce italiano que encandila a todo adicto al azúcar.

Se dice que no existen menciones hasta la segunda mitad del siglo XX, pero esto no fue motivo para que no existieran diferentes historias y leyendas  sobre el nacimiento de este maravilloso manjar.

La que más atrás en el tiempo sitúa la invención del tiramisú es la que lo explica como una ofrenda hacia finales del siglo XVII, en Siena, al por entonces Gran Duque de Toscana, Cosme III de Médici. 

Los pasteleros de la ciudad habrían decidido reflejar en un dulce las virtudes del aristócrata y para ello emplearon el café, recién llegado a Europa, como representante de su fuerza, el cacao como símbolo de su virilidad y el queso mascarpone como el de su humildad, un tridente que en compañía del resto de ingredientes tomaría el nombre de Sopa del Duque. La historia es tan interesante como creíble, pero emplear huevos crudos en la elaboración de una crema por aquel entonces era un hecho demasiado complejo y sobre todo peligroso; y por otro, porque encontrar en plena Toscana en buen estado un queso tan perecedero como el mascarpone, no era lo habitual. Ambas circunstancias hacen que esta historia sea difícilmente verídica.

Otra historia sobre el origen del tiramisú, sitúa su nacimiento hace poco más de medio siglo y la ubica enel norte de Italia, en la región del Véneto que tiene por capital Venecia, cuenta que el goloso tentempié vio la luz por primera vez en un burdel.

Según contó al Corriere della Sera el responsable de los restaurante Toulá, Arturo Filippini, en la década de los cincuenta los prostíbulos de la ciudad de Treviso, que por entonces tenían a un cocinero en nómina, comenzaron a ofrecer a sus clientes de manos de la madame un plato con supuestos efectos reconstituyentes e incluso afrodisíacos. El dulce era presentado ante los parroquianos prometiéndoles que los "llevaría arriba", que en dialecto véneto se expresaba con "te tira su". De ahí derivaría en "ti tira su" italiano y, al popularizarse, comenzaría a llamarse con el nombre que le quedó: tiramisú.

Muchas son las leyendas que rondan alrededor de este postre que traspasa fronteras pero en realidad no podemos saber cual de ellas es la verdadera, así que lo mejor que podemos hacer es disfrutar de cada bocado y si puede ser con menos calorías, mejor que mejor.

Ahora sí, vamos con la receta:

INGREDIENTES:

  • 2 claras de huevo.
  • 4 yemas.
  • 1/2 cucharadita de esencia de vainilla.
  • 300 grs de queso batido 0%
  • 100 grs de queso de untar light.
  • 175 ml café
  • 200 grs. de chocolate  desgrasado Valor.
  • 1 sobre de gelatina de origen vegetal.
  • Bizcocho sin azúcar (yo compré uno en un supermercado con muy buenos valores).


ELABORACIÓN:

En un bol montamos las claras a punto de nieve con la batidora de varillas eléctrica hasta que se queden duras. Reservamos.

En otro bol batimos las yemas junto con el edulcorante líquido, hasta conseguir una mezcla espumosa con los dos ingredientes, añadimos el queso batido y el queso de untar y seguimos mezclando. Retiramos medio vaso de esta mezcla y calentamos en el micro durante unos segundos hasta que se caliente. En este vaso caliente, disolvemos el sobre de gelatina. Reservamos y esperamos a que temple.

Añadimos las claras montadas a punto de nieve y mezclaremos bien todos los ingredientes con movimientos envolventes. Echamos por último, una vez templado, el vaso de mezcla donde hemos diluido la gelatina. Mezclamos bien e introducimos en la nevera durante al menos una hora para que adquiera cuerpo y consistencia.

Transcurrido este tiempo, en un molde rectangular (normalmente empleamos un molde rectangular para elaborar el tiramisú, podemos utilizarlo de otro tipo) iremos montando las capas con el bizcocho sin azúcar bien empapados con el café que hemos preparado.

Cubrimos la capa de bizcocho con la crema de queso que ya habráenduracido y espolvoreamos con cacao en polvo desgrasado por toda la superficie con la ayuda de un espolvoreador.

Volvemos a montar otra capa de bizcocho bañados con café y echamos de nuevo la crema de queso por toda la superficie del molde que tenemos y terminamos la capa espolvoreando con el cacao en polvo por toda la superficie del tiramisú.

Dejamos reposar en la nevera mínimo tres horas. Yo recomiendo dejar el tiramisú en el frigorífico de un día para otro ya que la crema adquiere más consistencia y esté mucho más estable, cuajado y lleno de sabor.

A mi chico le encantó, al igual que al resto de mi familia y os puedo asegurar que tienen un paladar muy desarrollado en cuanto a este postre se refiere, así receta más que recomendada para disfrutar sin remordimientos.

Os mando miles de besos y gracias, una semana más, por leerme y seguir aquí cada jueves.

Nos vemos en siete días amores.


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