La verdad es que soy bastante cabezota, de ideas fijas y, porque no decirlo, un poco caprichosa.
Desde que soy adicta a la mantequilla de cacahuete, tengo un objetivo en mi vida y es probar todo lo que lleve este ingrediente. Sí, podéis pensar que estoy loca pero es que no lo puedo evitar, cosa que veo, cosa que necesito comprar y probar.
Me pongo a curiosear en internet sin ninguna idea en concreto pero acabo mirando recetas, postres o dulces en general y siempre acabo en la misma sección, así me pasa que descubro cosas que necesito probar sí o sí. Y no penséis que con el tiempo se me olvidan, para nada, todo lo contrario, tengo más y más ganas de hacerme con ello y poder deleitarme.
Pues fue justo esto lo que me pasó con estas galletas. Las descubrí en internet, todo el mundo hablaba de lo maravillosas que estaban, deliciosas, crujientes y con un sabor a cacahuete no acto para gente a la que solo le gusta "un poco" este ingrediente, sino para aquellos que como yo, podrían alimentarse días enteros con ellos. Es decir, para "hueteaditos".
Pero cuál fue mi sorpresa cuando quise hacerme con un paquete.....estaban agotadas en todas partes, no había página web de productos de importación que tuviera y entonces, empecé a desesperarme. Miraba cada día por si habían repuesto stock y nada, qué rabia de verdad.
Estaba tan cegada con comprar que no caí en la cuenta de hacerlas caseras, hasta que mi chico me lo dijo y entonces, justo en ese momento......vi la luz.
Pues dicho y hecho, busqué receta y me puse manos a la obra. Son un poco laboriosas pero el resultado es bastante bueno aunque no tanto como me esperaba, quizá tenía las expectativas demasiado altas después de tanta búsqueda fallida.
Quedan blanditas, tiernas y jugosas, hay que tener cuidado de hacerlas pequeñas porque en el horno crecen de lo lindo y mi primera tanda fueron verdaderos monstruos gigantes, la crema es espectacular y el recubrimiento de azúcar les da un toque muy rico pero no saben tanto a cacahuete como yo me esperaba, esa es la única pega que les puedo poner.
Ojo, a mí es a la única a la que le parece que saben poco a cacahuete, en casa todo el mundo decía que sabían mucho pero mucho, será que cada vez necesito más intensidad, a cantidades pequeñas me vuelvo inmune jajaja.
Pues también he de decir que, aunque he probado la versión casera, no se me olvida probar las compradas. Ahora me toca ver si se parecen o mi versión está a años luz de las originales. Cuando me haga con un paquete, cosa que espero sea pronto, os contaré!! Tengo que comprobar por mí misma si es verdad eso que dicen de que si las haces en casa, no querrás volver a comprarlas.
INGREDIENTES PARA LA MASA DE GALLETAS:
- 1 taza de mantequilla a temperatura ambiente.
- 1 taza de mantequilla de cacahuete cremosa.
- 1 taza de azúcar blanca.
- 1 taza de azúcar morena claro.
- 2 huevos M.
- 2 cucharadita de vainilla en pasta.
- 1 cucharadita de bicarbonato.
- 1 cucharadita de polvo de hornear
- 2 1/2 tazas de harina de todo uso.
- 1/3 taza de azúcar granulada extra para envolver las galletas antes de hornear.
INGREDIENTES PARA EL RELLENO:
- 1 taza de mantequilla a temperatura ambiente.
- 1 taza de mantequilla de cacahuete cremosa a temperatura ambiente.
- 4 tazas de icing sugar o azúcar extrafino.
ELABORACIÓN:
Vamos a comenzar preparando la masa de las galletas.
Para ello, en el bol de la amasadora provista del accesorio para amasar, mezclamos la mantequilla, la mantequilla de cacahuete y ambos azúcares hasta obtener una mezcla suave y esponjosa . Agregamos los huevos, la vainilla, el bicarbonato y el polvo de hornear hasta que se mezclen, usando una espátula para raspar las paredes del bol según sea necesario.
Añadimos el harina y mezclamos hasta que todos los ingredientes se integren. Ponemos nuestra masa de galletas en papel film y refrigeramos durante al menos tres horas.
Transcurrido este tiempo, precalentamos el horno a 180ºC y preparamos varias bandejas con papel vegetal en el fondo. Digo varias porque salen bastantes, así tenemos las bandejas listas para hornear unas tras otras.
Cogemos pequeñas cantidades de masa, más o menos del tamaño de un dedo meñique de largo y las enrollamos en forma de tronco. Las pasamos una a una por azúcar granula y las colocamos en la bandeja, dejando distancia entre unas galletas y otras. Con la ayuda de un tenedor, presionamos la masa hacia abajo para crear un patrón entrecruzado, después, apretamos desde el centro con los dedos para darle forma de cacahuete.
Horneamos durante unos 7 minutos hasta que los bordes estén ligeramente dorados. Sacamos del horno y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
Una vez que ya hemos horneado todas las galletas y se han enfriado, vamos a por el relleno.
En el bol de la amasadora, mezclamos la mantequilla y la mantequilla de cacahuete a velocidad media hasta que quede suave. Agregamos lentamente el azúcar extrafino y batimos hasta que el relleno esté suave. Agregamos un poco de leche, hasta alcanzar la consistencia deseada.
Refrigeramos el rellenos durante una hora.
Para terminar nuestras galletas, extendemos una cucharada generosa de relleno en el fondo de una de las galletas y con la ayuda de un cuchillo repartimos de manera uniforme por toda la superficie, luego cubrimos con otra galleta para crear un sándwich.
Cuando las metes en el horno y empiezan a cocerse no os podéis imaginar el olor tan increíble que sale de ahí. El mismo que guarda la caja de latón donde podéis conservarlas durante una semana sin problema.
Para mí el paraíso debe oler igual.
Besos, pasad feliz semana y en unos días volvemos a vernos con alguna otra delicia dulce.
Gracias por leerme.
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