Los domingos de lluvia son muy productivos en cuanto a hornear se refiere, sabéis muy bien de lo que os hablo, ¿verdad?
El domingo pasado estaba viendo un programa de Canal Cocina, "Me voy a comer el mundo". En él, una chica viaja por todo el mundo degustando los platos típicos de cada lugar (menuda envidia, ya me gustaría estar en su lugar jejej). Bien, pues en este episodio viajaba a Laponia y allí es típico, según dijeron, hacer dulces con arándanos.
La protagonista era invitada a una casa donde preparaban este bizcocho, me pareció tan espectacular que las ganas de hacerlo en casa se apoderaron de mí. Logicamente, en la receta utilizaban harina de trigo y azúcar, pero yo lo he adaptado para poder comerlo y disfrutarlo sin remordimientos.
Los cambios han sido utilizar harina de avena, edulcorante líquido, no utilizar aceite y sustituirlo por leche desnatada sin lactosa y además, le añadí la ralladura de un limón. Los arándanos y el limón son una pareja perfecta.
Y el resultado, tal cual podéis ver en la foto, delicioso y jugoso. La combinación de sabores es perfecta y la acidez del limón junto con los arándanos hacen que este bizcocho esté en la lista Top de mis recetas Fit.
Espero que os animéis a probarlo y por supuesto, me contéis.
INGREDIENTES:
- 150 grs de harina de avena.
- 7 claras pasteurizadas.
- 2 huevos enteros.
- 1 cucharada de levadura química.
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico.
- Un pizca de sal.
- 1 y ½ cucharadita de edulcorante líquido.
- 100 ml de leche desnatada sin lactosa.
- La ralladura de un limón.
- 300 grs de arándanos frescos.
ELABORACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º y preparamos un molde cuadrado para "Brownie"poniendo papel de hornear en su base. Engrasamos ligeramente las paredes del mismo con un poco de aceite de coco. Reservamos.
Separamos las yemas de las claras de los 2 huevos enteros y colocamos las claras en el bol de la amasadora, la cual tendremos lista con el accesorio de varillas. Añadimos las otras 7 claras pasteurizadas y la pizca de sal y montamos a punto de nieve. Cuando las tengamos bien firmes, las echamos en un plato y reservamos.
En un bol mezclamos los ingredientes secos, es decir, la harina de avena, el bicarbonato sódico y la levadura. Reservamos.
Quitamos las varillas de nuestra amasadora y colocamos el accesorio para mezclar (la pala), en el bol echamos las yemas, la ralladura de limón, el edulcorante líquido y la leche, batimos bien hasta que todos los ingredientes se integren.
Cuando hayamos obtenido una masa homogénea, añadimos los ingredientes secos y mezclamos bien.
A continuación y con la ayuda de una espátula, agregamos poco a poco las claras montadas a punto de nieve. Lo haremos con movimientos envolventes, muy despacio, para evitar que se bajen, es importante que nuestra masa tenga mucho aire, así nos quedará un bizcocho muy esponjoso al hornear.
Cuando hayamos incorporado las claras a punto de nieve, ponemos nuestra masa de bizcocho en el molde que teníamos reservamos y horneamos durante 45 minutos. Transcurrido este tiempo, pinchamos en el centro nuestro bizcocho con un palillo, si éste sale limpio, nuestro bizcocho está listo.
Ahora es el momento de poner los arándanos sobre toda la superficie de nuestro bizcocho horneado, los repartimos de manera uniforme, intentando que no queden huecos vacíos. Bajamos la temperatura del horno a 160º y volvemos a introducir nuestro bizcocho durante unos quince minutos más hasta que los arándanos se pongan blanditos y suelten todo su jugo.
Sacamos del horno y lo dejamos enfriar por completo dentro del molde.
Espero que podáis esperar a que se enfríe antes de probarlo porque el olor es tan embriagador que resulta difícil resistir la tentación.
Un beso enorme y hasta el próximo jueves amigos.
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