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Cheesecake Fit de Chocolate Blanco y Mantequilla de Cacahuete

jueves, 6 de septiembre de 2018


Volvemos a la carga y con las pilas bien a tope, con muchas ganas de compartir con todos vosotros nuevas recetas dulces cada semana. Y la que os traigo para empezar el inicio del curso es increíblemente irresistible.

Este verano ha sido, podría decir, el verano de mi vida. Cierto es que al principio no pintaba del todo bien, no había planes por hacer y esto me llevaba a estar en un estado de tristeza un tanto extraño. 

Yo soy una persona a la que le encantar hacer cosas, salir, conocer sitios nuevos y disfrutar de la vida cada segundo, pero me encontraba en un bucle en que nada de esto existía y la tristeza cada día iba haciéndose un hueco cada vez más grande en mi día a día.

Hasta que de repente y cuando menos me lo esperaba surgió el cambio. Un cambio que me ha devuelto la felicidad, le ha dado color a mi vida, dejando atrás ese tono gris que llevaba mucho tiempo tiñéndolo todo. La verdad es que es una situación tan especial que da miedo decirlo en alto y que por alguna extraña razón todo se acabe, pero lo cierto es que a la vez lo único que quiero es gritarlo a los cuatro vientos y sois vosotros, mis seguidores , quienes también os merecéis que (como cada verano a mi vuelta de las vacaciones), que os cuente y os comparta lo feliz que me siento.

La verdad es que este sería mi resumen del verano, porque a parte de viajes, actuaciones, reencuentros.......propios de este tiempo, lo más detacable es que alguien muy especial, mi otra mitad, me ha devuelto la ilusión y me ha enseñado que el amor verdadero existe y que en algún lugar está esa persona que te complementa a la perfección y con la que quieres pasar el resto de tu vida.

¡Gracias por aparecer y hacer que viva un sueño!

Así que si hasta ahora os tengo acostumbrados a recetas dulces, ahora que vivo en un estado de enamoramiento continuo, os voy a llenar los jueves de recetas más que empalagosas, es lo que tiene el amor, que te hace ser más dulce aún de lo habitual. Pero no os preocupéis, seguiré intentando compensar con recetas saludables, que el amor no está reñido con cuidarse, eso sí, disfrutando siempre de un postre delicioso.

La receta que os traigo hoy, es dulce y empalagosa pero perfecta para no tener muchos remordimientos. Advertidos estáis de que es calórica, decir que es "fit" o "saludable" no significa que sea baja en calorías, así que ojo con las raciones que cortamos que está tan de vicio que es difícil que sean pequeñas.

Para mí combina a la perfección ingredientes que me encantan, como el chocolate (en este caso blanco) y la mantequilla de cacahuete, el mayor descubrimiento que he podido hacer en mi vida y de la que no me puedo separar un solo día porque siento necesidad de comerla sí o sí. Además, fresquita, recién salida de la nevera se convierte en la tarta ideal para acompañarnos en la sobremesa del fin de semana. 

¿Quién se anima a probarla? Vamos con la receta, que como siempre os digo, es fácil y rápida, por eso, no existen excusas para no hacerla.


INGREDIENTES PARA LA BASE:



INGREDIENTES PARA LA CHEESECAKE:

  • 750 grs de queso crema no light.
  • 3 cucharaditas de edulcorante líquido.
  • 2 cucharadas de harina.
  • 4 huevos.
  • 200 grs de chocolate blanco sin azúcar.
  • 3 cucharadas de mantequilla de cacahuete.


INGREDIENTES PARA EL SIROPE:

  • 100 grs de chocolate blanco sin azúcar.
  • 100 grs de mantequilla de cacahuete.
  • Onzas de chocolate blanco sin azúcar para decorar.


ELABORACIÓN:

Precalentamos el horno a 180ºC. Forramos un molde desmontable para tartas con papel de hornear en el fondo. Reservamos.

Comenzamos derritiendo el chocolate blanco en un bol. Reservamos para que atempere un poco.

Trituramos las galletas con la ayuda de un procesador de alimentos  hasta que queden muy finas. Añadimos la mantequilla de cacahuete y removemos hasta conseguir una masa homogénea.

Vertemos la masa de galletas y mantequilla en el molde que teníamos previamente reservado con el papel de hornear en la base, y extendemos las galletas sobre el fondo,  presionando con los dedos, hasta que quede una capa de grosor uniforme.

Metemos en la nevera mientras preparamos el relleno.


En el bol de la amasadora, batimos el queso crema un par de minutos hasta obtener una consistencia lisa.

A continuación, añadimos los ingredientes de uno en uno y batimos brevemente por este orden: el edulcorante líquido, la harina y los huevos, finalizando con el chocolate blanco.

Es importante no batir en exceso cuando hagamos el relleno, ya que con ello añadimos aire a la masa con el consiguiente problema de que al meter la tarta en el horno caliente, esas burbujas de aire se expandirían y podrían abombar o agrietar la tarta.

Echamos la preparación de la tarta en el molde con la base de galletas y en la superficie distribuimos las 3 cucharadas de mantequilla de cacahuete, con la ayuda de un palillo hacemos remolimos para repartirla por todas partes.

La introducimos en el horno y horneamos al baño María durante aproximadamente 1 hora, pasado este tiempo apagamos el horno y dejamos la tarta dentro durante una hora más con la puerta entreabierta.

Sacamos del horno y dejamos enfriar completamente antes de desmoldar la tarta.

Lo ideal es hacerla el día de antes para que pase toda la noche reposando en la nevera, de esta manera los sabores se intensifican y se endurecerá lo justo.

Importante sacar de la nevera unos 20 minutos antes de consumir, así adquirirá la consistencia ideal para disfrutarla al cien por cien.

Para decorar hice un sirope con chocolate blanco y mantequilla de cacahuete. Puse ambos ingredientes en un bol apto para el micro y los fundí hasta que ambos se integraron. La decoración va en gustos pero en la foto podéis ver como lo hice yo. 

Ahora decidme que no os han entrado unas ganas tremendas de probar un buen trozo, la verdad es que no se me ocurre mejor postre para el fin de semana que se avecina. Aún estáis a tiempo de comprar los ingredientes y sorprender con esta maravilla.

Nos vemos el próximo jueves con otra receta sana pero dulce y golosa. Besos a todos, gracias por estar ahí.

¡Sois los mejores!

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