Esta tarta es de esas que preparas en un momento, es rápida, sencilla y deliciosa.
La combinación de la leche condensada, que me encanta (podría comerme un bote a cucharadas sin ningún tipo de problema y sin ningún tipo de acompañamiento), y la acidez del limón hacen que esta tarta esté buenísima. Y luego la base galletas, creo que es de mis preferidas, me encanta la mezcla de galletas con mantequilla. Ummmmm, ¡¡¡qué bueno por favor!!!
Así que lo dicho, que esta tarta lo tiene todo, es cierto que casi siempre os digo lo mismo en todas mis recetas, pero es que es la verdad, es sencilla, se hace en un periquete y encima está muy rica, lo dicho, lo tiene TODO!!!
Ahora si os paso la receta y ya nadie más en el mundo podrá decir que no hace ningún postre porque no tiene mano para ello, porque esta tarta es más que fácil, no hay excusas para no prepararla.
Espero que os guste.
INGREDIENTES:
- 1 paquete de galletas tipo María.
- 100 grs de mantequilla blandita.
- 1 bote de leche condensada (370 grs).
- 2 Limones.
- 4 Huevos.
- Azúcar en polvo.
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a una temperatura de 180ºC.
Trituramos el paquete de galletas con la ayuda de un robot o con una picadora hasta que queden muy finas.
Reblandecemos la mantequilla y la añadimos a las galletas trituradas y mezclamos bien hasta que tengamos una masa homogénea.
Vertemos la mezcla en un molde de tarta de unos 20 cm de diámetro (el cual hemos forrado previamente la base con papel de hornear) cubrimos con la masa de galletas la base y las paredes con un grosor uniforme, presionando con las yemas de los dedos.
Por otro lado, exprimimos el zumo de los limones y lo filtramos con ayuda de un colador.
Cogemos los cuatro huevos y separamos las yemas de las claras.
Mezclamos las yemas en un cuenco grande con el zumo de limón y la leche condensada.
En el bol de la amasadora montamos las claras a punto de nieve y mezclamos con las yemas delicadamente para que no baje con movimientos envolventes.
Vertemos la mezcla anterior en el molde forrado de galleta y cocinamos en el horno a 180ºC, durante 30-35 minutos hasta que la superficie esté dorada.
Pasado el tiempo, retiramos del horno y dejamos que se enfríe.
Cuando se haya enfriado, desmoldamos y ponemos en el plato en el que vayamos a servir.
Por último, espolvoreamos por encima el azúcar glasé y servimos. Además, yo puse unos corazones de chocolate para terminar la decoración.
Aquí tenéis esta receta sencilla de una tarta que no os dejará indiferentes. ¿Os animáis a probarla y contarme? Os espero, besotes a todos.
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